A ser humildes y reconocer nuestros pecados, sin señalar a los demás: Padre tiktokero

El presbítero recordó que no es agradable a los ojos del Señor la persona que se alaba a sí misma

A ser humildes y reconocer nuestros pecados, sin señalar a los demás: Padre tiktokero

Un llamado a presentarse ante Dios en oración, con humildad y arrepentirse de los pecados cometidos, sin señalar los errores de los demás, lanzó el párroco de la Iglesia de la Asunción de María en Cupilco, Miguel Ángel Camacho.

En su misa dominical, el presbítero recordó que no es agradable a los ojos del Señor la persona que se alaba a sí misma y critica la vida de los otros, pues no se debe olvidar que todos somos pecadores y se debe orar por el prójimo y no juzgarlo.

“Venir a misa el domingo o pertenecer a un grupo de la Iglesia, eso no te da ningún derecho para que puedas condenar a los demás o señalarlo por la vida que viven, si aquel está viviendo una mala vida, déjalo, tú si puedes ora por él, pero no lo señales.

“Yo nada más te digo una cosa, cuando te presentes delante de Dios, pídele perdón, tírate al suelo y dile que eres un pecador, porque todos pecamos hermano. A veces hasta con la mirada, que es natural, cuando pasa una mujer hasta se te van los ojos y también a las mujeres, nada más que son más discretas, la mujer sabe echar su miradita, su taquito de ojos y ni cuenta se da el marido. ¿O no, mujeres? Ándale, sí dice, hasta sinvergüenzas son", expresó.

El padre tiktoquero dijo lamentar que muchas personas recurren a la confesión de los pecados, pero para culpar a los demás de sus acciones y no reconocen sus propias faltas. Sin embargo, comentó, es momento de arrepentirse de los males que se hayan hecho y buscar el perdón de Dios.

“Hay gente que se acerca a confesar y confiesa a toda la familia, que mi marido es un borracho y que yo me enojo, que el vecino es un tal por cual, y por eso yo me peleo con él, que mis hijos son esto... Háblame de tus pecados, no te justifiques, no le eches la culpa a tu a tus vecinos.

“A veces tratamos de ser como el Fariseo, no reconocemos nuestros pecados y terminamos culpando a los demás. Por eso les digo, cuando confieso a alguien y ya empezó a hablar de la familia, le pongo la mano en la cabeza, te arrepientes de todos tus pecados y ya te perdono, pero lárgate ya. No, me vengas a confesar los pecados de los demás, confiesa los tuyos, cristiano", subrayó.

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