Todos somos "nómadas de Dios": Francisco al invitar a abrazar la Cruz

El Santo Padre exhortó a los presentes a hacer de sus vidas una ofrenda de amor

Todos somos "nómadas de Dios": Francisco al invitar a abrazar la Cruz

Ante unas dos mil 500 personas reunidas en el Steppe Arena de Ulán Bator, el Papa Francisco presidió este domingo la única misa programada durante su viaje apostólico en Mongolia.

Durante la homilía, en la que estuvieron presentes feligreses provenientes de Corea del Sur, Vietnam, Rusia, China, Tailandia, Kazajistán, Kirguistán y Azerbaiyán, el Sumo Pontífice reflexionó, en italiano, el Salmo 63.

El Santo Padre refirió que el salmista nos invita a reconocer la necesidad de agua en la aridez de la vida, y comentó que el Salmo 63 nos hace reflexionar dos aspectos: la sed que nos habita y el amor que apaga la sed, al señalar que todos somos "nómadas de Dios".

"Todos, en efecto, somos nómadas de Dios, peregrinos en búsqueda  de la felicidad, caminantes sedientos de amor. El desierto evocado por el salmista se refiere, entonces,  a nuestra vida; somos nosotros esa tierra árida que tiene sed de un agua límpida, un agua que apaga  la sed profundamente. Es nuestro corazón el que desea descubrir el secreto de la verdadera alegría, la  que incluso en medio de las sequedades existenciales, puede acompañarnos y sostenernos", señaló.

El Papa Francisco exhortó a los presentes a hacer de sus vidas una ofrenda de amor, al recordar que Dios reprocha la mundanidad, por ello invitó a los feligreses a abrazar la cruz de Cristo.

"Si pensamos que para apagar la sed de la aridez de nuestra vida sean suficientes el éxito, el poder,  las cosas materiales, esta es una mentalidad mundana, que no lleva a nada bueno, sino que además  nos deja más secos que antes. Jesús, sin embargo, nos indica el camino: El que quiera venir detrás  de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su  vida, la perderá; pero el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará", abundó.

Finalmente, enfatizó que en el camino árido de la vida, "el Señor no nos hace faltar el agua de su Palabra", en especial a través de los predicadores y los misioneros.