Economía de Dios no mata, ni aplasta": reflexiones de Viacrucis en Roma

"Economía de Dios no mata, ni aplasta" dice en reflexiones

Economía de Dios no mata, ni aplasta": reflexiones de Viacrucis en Roma

Debido a que aún se encuentra recuperándose de la neumonía pulmonar que lo mantuvo más de un mes hospitalizado, el Papa Francisco no participó, por tercer año consecutivo, en el viacrucis que se realiza cada Viernes Santo en el Coliseo Romano.

No obstante, el Sumo Pontífice escribió los textos de meditación que se leyeron en cada una de las catorce estaciones, que fueron presididas por el vicario de la Diócesis de Roma, el cardenal Baldassare Reina.

El religioso designado por el Santo Padre para el acto de fe llevó la cruz en la primera y en la última estación, donde el Papa Francisco aseguró en una de sus reflexiones, que la "economía de Dios, no mata, ni aplasta".

"Los constructores de Babel nos dicen que no es posible equivocarse y que el que cae está perdido; es la obra del infierno. La economía de Dios, por el contrario, no mata, no descarta, no aplasta; es humilde, fiel a la tierra. Tu camino, Jesús, es el camino de las Bienaventuranzas: no destruye, sino que cultiva, repara, protege", mencionó.

El Vicario de Cristo en la tierra describió el Viacrucis como la oración que mueve, y refirió que la vía al Calvario pasa por nuestras calles todos los días, pero por lo general, los seres humanos van en dirección opuesta.

"El Viacrucis es la oración del que se mueve; interrumpe nuestros recorridos habituales, para que del cansancio vayamos hacia la alegría. Es verdad, el camino de Jesús nos cuesta; en este mundo que calcula todo, la gratuidad tiene un alto precio. Pero en el don todo vuelve a florecer: una ciudad dividida en facciones y lacerada por los conflictos se encamina hacia la reconciliación; una religiosidad árida redescubre la fecundidad de las promesas de Dios; incluso un corazón de piedra puede convertirse en un corazón de carne", indicó.

La procesión en el Coliseo Romano inició a las 21:15 horas, tiempo de Roma, y tuvo una duración de poco más de una hora, donde al final de las reflexiones, el Santo Padre exhortó a los feligreses a seguir a Jesús fuera de la ciudad, como símbolo de "nuestro éxodo hacia una nueva tierra".

Además del cardenal Reina, también cargaron la cruz, jóvenes, voluntarios de Cáritas, familias, personas con discapacidad, inmigrantes, religiosos, viudas consagradas, confesores, educadores, personal sanitario y voluntarios del Jubileo.

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